Wednesday, February 14, 2018

Despedirse

(Aviso legal: los siguientes párrafos representan mi opinión y se escriben en mi español – el español de una hablante nativa de inglés, quien trata todos los días a aprender un poco más de español que lo que ella conocío el día anterior.)

Doctora: (después de acabar el examen) Me complace ver que el medicamento funcione para usted. Debe regresar en seis meses para otra revisión de los ojos.

Paciente: Sí, gracias, los colirios me hicieron sentir mejor de los ojos. Los ojos no me queman o pican no más.

D: Está bien. Pero una cosa, cuando regresa para la cita en seis meses, desafortunadamente, no estaré en esta oficina.

P: ¿No trabajará aquí? ¿Qué, se muda?

D: No sé todavía. Quiero pasar el tiempo afuera del ámbito médico para un rato.

P: Me hace decepcionada oír estas noticias. Usted era la sola médica que me ayudaba  con la sequedad de los ojos. Y porque tengo confianza en usted, llevé a mí mamá para verla también. Tenía yo muchos otros doctores en el pasado, pero ellos no estaban dispuestos a dedicarles el tiempo necesario para ayudarme y a mí mamá.

D: Estoy agradecida oír sus palabras simpáticas. No sé, tal vez un día, regresaré al mundo de medicina, pero por ahora, tengo que utilizar el tiempo para explorar otras oportunidades. No sé lo que traiga el futuro. Dile a su mamá un saludo de mí. Les deseo a ustedes todo el mejor, especialmente la salud buena – para el cuerpo, incluir los ojos – y la mente.

P: Gracias, (mientras irse), le diré a ella. Buena suerte.

                                                                        *

Algunos meses atrás, bueno, en realidad algunos años atrás, hice la decisión irme del ámbito médico. Bueno, no de la especialización de medicina completamente, solo medicina clínica. Por diez años después de la residencia médica (y la residencia duró tres años), yo trabajaba siempre para otros médicos – para sus practicas, según sus reglas. Aunque yo tenía el control de los casos de mis pacientes, no podía hacer muchos de mis decisiones propias en su cuidado. Yo debía someterme al gobierno, a los seguros médicos y a los jefes de la oficina. Normalmente, por ejemplo, un examen completo de los ojos – particularmente uno donde se han dilatado las pupilas – requiere a menos veinte minutos para realizar.  Pero, las clínicas médicas donde yo trabajaba me obligaron realizar un examen completo en no más que cinco a siete minutos. ¿Por qué? Un examen más corto significa hay espacio en el horario para más pacientes. Para mí, y para la mayoría de los médicos, eso no es bastante tiempo para pasar con el paciente: para oírle, para escucharle, para examinarle, para explicarle lo que tiene, para asegurarle. Los días de la relación tradicional (donde el médico, y no el gobierno, o el director de la oficina, o la compañía de seguros médicos, hizo las decisiones para el paciente) entre del médico y del paciente se acaban.

Ahora, hay un éxodo de médicos de la especialidad de medicina en los EEUU. Y, si el médico no puede funcionar en una manera independiente, para tener el control total sobre las decisiones de la salud de una persona, para ordenar las pruebas necesarias para diagnosticar correctamente, para recetar los medicamentos que son vitales para la supervivencia, entonces ella está obligada dejar de ser médico. Si no, ella continua funcionar como marioneta del sistema.

Yo continuo a dedicarme al aprendizaje, a la palabra escrita, a la edición de informes y artículos eruditos de médicos y científicos destinados para publicación en los diarios académicos. En esta manera, puedo continuar con la cultivación de conocimientos médicos en la forma más pura – sin obstrucciones de “la autoridad” y según mis principios y mi horario en mi propio tiempo.

Y, un día, si hay una revolución (y sí, es completamente posible con el sistema en su estado actual) y la practica de medicina vuelve al método original, tal vez volveré al mundo de medicine. Pero por ahora, no. Solo el futuro nos dirá lo que va a pasar.


                                                                        *

(Disclaimer: the following paragraphs represent my opinion and are written in my Spanish – the Spanish of a native English-speaker, who tries every day to learn a little more Spanish than she knew the day before.)

Doctor: (after finishing the exam) I’m happy to see that this medication is working for you. You should return in six months for another eye checkup.

Patient: Yes, thank you. The drops have made my eyes feel better. My eyes don’t burn or sting anymore.

D: Fine. But one thing, when you return in six months for your appointment, unfortunately I will not be in this office.

P: You won’t be working here? What, are you moving?

D: I don’t know yet. I want to spend some time outside the medical arena for a while.

P: I’m disappointed to hear this news. You were the only doctor that helped me with my dry eyes. And because I have faith in you, I brought my mother in to see you also. I’ve  had many other doctors in the past, but they weren’t able to dedicate the time necessary to help me or my mother.

D: I am grateful to hear your kind words. I don’t know, perhaps one day I will return to medical, but for now, I have to use this time to explore other opportunities. I don’t know what the future will bring. Say hello to your mother for me. I wish you both all the best, especially good health – for the body, including the eyes – and the mind.

P: Thank you, (while leaving), I will tell her. Good luck.

                                                                        *

Some months ago, well, truthfully some years ago, I made the decision to leave the medical field. Well, not completely from the specialty of medicine, only clinical practice.  For ten years after my medical residency (and the residency lasted three years), I always worked for other doctors – for their practices, according to their rules.  Although I had control over my patient cases, I couldn’t make many of my own decisions in their care. Normally, for example, a complete eye exam, particularly one that involves pupil dilation, requires at least twenty minutes to perform. But the practices where I worked forced me to do a complete exam in no more than five to seven minutes. Why? A shorter exam means there is room in the schedule for more patients. For me, and for the majority of doctors, that isn’t enough time to spend with the patient: to hear him, to listen to him, to examine him, to explain to him what he has and to reassure him. The days of the traditional relationship (where the doctor, and not the government, or the office manager or the medical insurance company, made the decisions for the patient) between a doctor and her patient are over.

Now, there is an exodus of physicians from the medical field in the United States. And, if the doctor cannot function in an independent manner, to have total control over decisions regarding the health of a person, to order the tests necessary to correctly diagnose, to write prescriptions for the medications that are vital to the person’s survival, then she is forced to cease being a physician. If not, she continues to function as a marionette of the system.

I continue to dedicate myself to learning, to the written word, to the editing of reports and scholarly articles by physicians and scientists meant for publication in academic journals. In this way, I can continue to cultivate medical knowledge in its purest form – without obstacles of the “authorities” and according to my principles and my schedule in my own time.


One day, if there is a revolution (and yes, it is completely possible with the system in its current state) and the practice of medicine returns to its original methods, perhaps I will return to the medical arena. But for now, no. Only time will tell what is going to happen.

NYC mural by Ashli Sisk